Quizás pocas veces se tenga la oportunidad de vivir emociones y experiencias similares, como las que tiene que ver con nuestra identidad, historia, cultura, heroísmo, y por sobre todo soberanía…

Estamos acostumbrados a leer en los libros sobre historia antigua, moderna y contemporánea muchas veces de otras latitudes del planeta, cuando se trata de nuestra propia historia, también escrita por estudiosos e historiadores que no llegamos a conocer, pero a veces, se dan estas oportunidades inapreciables e imperdibles.

Aquí, en nuestra ciudad, donde mucha gente dice que todo está por hacerse, hay cosas que se hacen, en silencio con esfuerzo, empatía y quizás con la valentía y el coraje que los caracteriza y que les permitió lograr lo que ya han logrado, hoy nos traen esta grandiosa oportunidad de ser humildes espectadores de esta tremenda historia que fue la “Gesta de Malvinas”.

Más allá del resultado bélico del que no puedo emitir opinión ya que no estuve codo a codo con ellos, los “Veteranos de Malvinas” nos van a permitir desde este “Memorial Islas Malvinas” que están terminando en el corazón de la ciudad, conocer en primera persona la historia viva a través de sus vivencias, conoceremos de sus temores, dudas, sueños y desde ese frío que calaba los huesos cómo nace el coraje, el compañerismo, la valentía…

Coronando este trabajo el Mirage III EA, que, con sus 16 incursiones de combate sobre las fuerzas inglesas, nos permitirá vivir desde su silencio metálico, el sudor, la tensión, la valentía y entrega que su tripulación destilaba en cada vuelo; hoy el recorrido desde el aeroclub hasta su destino final el Memorial donde quedará emplazado fue una fiesta para los vecinos y turistas que se dieron cita para verlo llegar. No fue fácil, sus poco más de 8 metros de envergadura obligaba al equipo que lo transportaba hacer peligrosas maniobras para no golpear nada, no dañarlo ni poner en riesgo el trabajo.

Rubén Pablos al frente de las tareas juntamente con miembros de Fuerza Aérea, Policía, Tránsito y demás colaboradores lograron después de cinco horas de labor arribar a destino. Ahora, sólo queda emplazarlo y admirarlo, cuidarlo y respetarlo ya que a través de ese cuerpo metálico el alma y espíritu de los «649 soldados argentinos que fallecieron«.


El conflicto, que duró 74 días, enfrentó a Argentina y Reino Unido por la soberanía de las islas. Además de los fallecidos en combate, un número similar de excombatientes argentinos murieron posteriormente por diversos motivos relacionados con las secuelas de la guerra. Q.E.P.D.
